Los humanos
son seres de costumbres, esto no es más que una forma rebuscada y mamona para
decir “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. Cuando se nos dan más de
dos opciones para cubrir una necesidad es prácticamente inevitable tener
favoritismos. McDonalds vs Burger King, Coca-Cola vs Pepsi, Marvel vs DC,
Pokémon Go vs una vida sexual activa, etcétera; usualmente tomamos una opción que
nos acomode y nos quedamos con ella, algo que también puede pasar con lo que
vemos en el cine. Todo este choro mareador es para decir que nunca me he
interesado en la franquicia de Jason
Bourne, principalmente porque, como ya he mencionado en el pasado, cuando
hablamos de espías cinematográficos yo los prefiero agitados, no revueltos. A
pesar de que Jason Bourne es la
quinta entrega de la serie, quiero creer que aún no es demasiado tarde para
adentrarse en la franquicia y experimentar la razón de su popularidad a lo
largo de más de una década. Después de ver esta entrega de la serie lo único que
puedo decir es: no le encuentro el encanto.
En Jason Bourne veremos la lucha de un
agente secreto contra el propio gobierno para el que trabajaba en el pasado. Jason
Bourne (Matt Damon) es un agente renegado de la CIA que, atormentado por su
pasado, se ha mantenido escondido de su propio gobierno, sin embrago esto
cambia cuando otra agente rebelde le entrega a Bourne información referente a
su misterioso pasado. Ahora Jason Bourne buscará respuestas sobre su propio pasado
y al mismo tiempo expondrá algunos de los sucios secretos que esconde su propio
gobierno.
Primero que
nada tengo que desahogarme. No recuerdo que haya tenido una experiencia similar
a esta en el cine y no estoy exagerando (bueno, tal vez un poquito) cuando digo
que esta película me causo verdadero malestar físico en forma de un fuerte
dolor de cabeza provocado por la horrenda forma en que se filmaron la gran mayoría
de las escenas. Cada secuencia parece haber sido filmada por un simio manco ebrio
que sufre de vértigo y que, por si fuera poco, tiene permanentemente apretando
el botón de zoom de la cámara. Esta forma de presentarnos las escena de acción tal
vez tengan la intención de inyectar más emoción y “realismo” a cada secuencia,
pero en mi opinión sería mucho mejor que la acción fuese filmada de manera en
que pueda ver que carajos está pasando en la pantalla. Este estilo se mantiene
incluso en escenas más tranquilas y aunque no se presenta de manera tan caótica,
parece que la intención no es mostrarnos a los personajes sino examinar a fondo
las fosas nasales de cada uno de los actores. Una cosa es hacer “close-up” de
vez en cuando para acentuar el drama y otra muy diferente es utilizar ese
recuso prácticamente todo el tiempo.
La historia del
agente rebelde no es nada nuevo en el mundo de los espías ficticios pero el ángulo
que se toma con esta premisa es interesante. Usualmente en este tipo de
historias se convierte al agente renegado en el antagonista, pero aquí el
propio Jason Bourne es el héroe que trata de desenmascarar a su propio
gobierno, un concepto bastante interesante que pierde un poco de su frescura si
tomamos en cuenta que, según tengo entendido, es exactamente la misma
perspectiva que se ha utilizado en todas las entregas anteriores de la franquicia.
A pesar de
la supuesta intriga y emoción de la película, debo confesar que me aburrí
bastante e incluso tuve que luchar contra el sueño en más de una ocasión
durante el transcurso de la cinta. Estaba listo para tachar al filme como una
completa pérdida de tiempo pero afortunadamente el tercer acto hizo cambiar mi opinión.
La escena de acción que marca el clímax de la película es verdaderamente
espectacular, incluso con la forma tan desagradable de filmarla, lo cual habla
de maravilla de toda la coordinación que debió de requerir dicha escena. En
verdad esa persecución final casi hace que valga la pena ver el resto de la película
(casi…).
Jason Bourne es difícil de clasificar para mí.
Por un lado sus puntos malos son imposibles de ignorar y al mismo tiempo esa última
secuencia de acción es realmente impresionante. Describiría la película como
una comida, una que es completamente insípida, tal vez no mala ni nauseabunda
pero definitivamente carente de un sabor distintivo, comida que concluye con
uno de los postres más deliciosos que has probado en tu vida; dependiendo del
gusto de cada quien, vale la pena (o no) la larga espera que se debe tener para
alcanzar ese delicioso, delicioso bocado al final. A pesar de que la cinta no
ha hecho absolutamente nada para llamar mi atención y ver las entregas pasadas
de la franquicia, no me negaría a darle otra oportunidad a la serie en el
futuro, sobre todo si se logra hacer a un lado la forma en que se filman la
gran mayoría de las escenas. Supongo que el filme es recomendable para aquellos
que ya son fans de la serie, aunque eso es pura especulación de mi parte.
Jason
Bourne: 2/5. Meh.
Esta vez no
me atrevo a darles la parte de “Mejor que” y “No tan buena como” ya que mi
carencia de familiaridad con esta serie podría hacer que las comparaciones sean
demasiado injustas de mi parte. Digo, usualmente lo son, pero en esta ocasión
lo serian aún más de lo normal.
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