Constantemente
me quejo de la “poca originalidad” que puede tener la historia de una película,
pero seamos completamente honestos, ser original es muy difícil, tal vez hasta
imposible, después de todo la raza humana tiene miles de años contando
historias, así que es lógico pensar que ya se ha dicho y hecho todo lo que se
pude hacer a la hora de hablar de un medio narrativo, es por esto que en la mayoría
de los casos, lo más importante en una historia de ficción no es el “que” se
nos cuenta, sino el “como”. Tomen como ejemplo Operación Red Sparrow, que a primera vista es una de tantas películas
de espionaje pero que decide dar un enfoque diferente a esa fórmula, un giro
que cuyo principal objetivo parece ser sacarnos por completo de nuestra zona de
confort.
En Operación Red Sparrow veremos a una
mujer adentrándose al mundo del espionaje internacional. Dominika Egorova
(Jennifer Lawrence) es una mujer que se ve obligada a dejar su carrera como bailarina
después de un trágico accidente. Viendo potencial en Dominika, Ivan Dimitrevich
(Matthias Schoenaerts) recluta a la joven en un programa de espionaje conocido
como “Red Sparrow”, lo cual hará que Dominika se adentre a un mundo de engaños,
política y espionaje que la cambiara para siempre.
Cuando escuchamos
la palabra “película de espías” inmediatamente pensamos en personajes como
James Bond, o si tienen mal gusto Jason Bourne, pero hay algo importantísimo
que deben de tomar en cuenta: Operación Red
Sparrow NO es ni de cerca una película de acción. La producción sí toma
elementos comunes de las historias de intriga entre espías, pero decide verlas
desde una perspectiva diferente. Red
Sparrow, al menos en parte, es una deconstrucción de la figura “típica” de
la llamada “Femme Fatale”, el tipo de personaje despampanantemente atractivo
que puede seducir a cualquier hombre, mujer o quimera y obtener lo que quiere.
Lo que Red Sparrow trata de ilustrar es el hipotético
entrenamiento que se llevaría a cabo para crear a esa figura de “mujer fatal”,
un proceso que es todo menos glamoroso y que la mayor parte del tiempo es
simplemente repulsivo, algo que va a ser muy, MUY difícil de digerir para la
mayor parte del público. Podría decirse que el filme toma toda oportunidad que
puede para hacer pasar a su protagonista por la mayor cantidad de situaciones
incomodas (y decir eso es quedarse muy corto), en ocasiones
con malicia casi injustificada, pero me atrevo a decir que ese es precisamente
el punto del filme, desmitificar un estereotipo del cine y hacernos pensar en
situaciones relacionadas con ese mismo cliché que, por lo general, nunca
tomamos en cuenta, algo que es un proceso difícil y bastante desagradable.
La trama en
general es un poco más convencional, con intriga, motivaciones secretas y
lealtades que nunca quedan del todo claras hasta el final de la historia, algo
que puede mantener enganchado al espectador, pero eso sí, en ocasiones la misma
naturaleza de la intriga hace que la trama sea difícil de seguir, haciendo que
muchas veces sea difícil discernir quien está haciendo que y por qué motivo,
algo que pude resultar demasiado confuso y frustrante para algunos.
Lo rebuscado
de la trama no es el único problema del filme. Una de las subtramas de la cinta
es una relación romántica entre dos de sus personajes, la cual en ningún momento
se siente creíble, y al tratarse de un elemento importante dentro de la
historia, hace que parte de la trama se sienta demasiado forzada. Además de
estas inconsistencias tenemos otros detalles que nos sacan del mundo ficticio
que se nos presenta, como el hecho de que la protagonista sea una bailarina de
valet más o menos reconocida que se pasa al mundo del espionaje sin que nadie
se dé cuenta o que una organización nacionalista rusa hable todo el tiempo en inglés.
Todos estos pueden ser pequeños detalles por sí solos, pero la acumulación de
los mismos hace que la credibilidad de la trama se pierda en más de una ocasión.
Quiero poder
recomendar Operación Red Sparrow,
pero es inevitable hacerlo con ciertas reservas. Fuera de las fallas ya antes
mencionadas, el hecho de que muchas escenas sean demasiado crudas, grotescas y
violentas hace que la película te haga sentir muy incómodo, incluso hasta
culpable, mostrándote escenas que te hace pensar que ni siquiera deberías de
ver, y aunque pienso que ese es precisamente el punto de la producción, esto
puede resultar un proceso demasiado repulsivo para la mayoría. Por otro lado la
trama puede ser difícil de seguir y el hecho de que la cinta tenga más de dos
horas de duración la convierten en algo demasiado pesado, sin embargo si
quieren un representación no tan común sobre el mundo del espionaje cinematográfico,
vale la pena que le echen un ojo a esta película.
Operación Red
Sparrow: 3/5. Buena.
Mejor que: Atómica
(2017), Agente Salt (2010).
No tan buena
como: Puente de Espías (2015). Ok, lo acepto. Eso es comparar peras con
manzanas, pero mi marco de referencia en cuanto películas “serias” de espías es
muy limitado.
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